¿Aquello iba de versos?
¿De aquellos versos de Abril que inundaban el alma de dulces rocíos?
¿De aquella pluma desgastada y los dedos llenos de tinta?
¿O acaso iba de besos?
No me lo dejaste claro,
o quizá fui yo la que soñó con palomas volando sobre los acantilados desiertos.
La que volaba con la arena entre los dedos de los pies.
La que imaginaba con los blancos cabellos del cigarrillo trepando entre sus dedos.
Quizá todo esto solo iba de besos
y me confundí con la almohada de Bécquer.