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sábado, 27 de febrero de 2010

Balones y chavales sin pelotas.



Las veces que te encuentras en una calle que no es más ancha que la dichosa largura de un puto alfiler.

Y hay dos botarates con unos huevos como la plaza de toros, pero anormales, ignorantes, pueblerinos y odiables. Y los graciosos se ponen a chutar una jodida pelota que se la troceaba yo y se la hacía tragar para que viesen lo que era una buena pelotera.

Bueno, pues los dichosos chiquillos, aunque hombres se hacen llamar, se ponen a chutar como putos animales el balón y tú estás en medio.

¿Y qué coño haces cuando, lógicamente, te dan en todo la jeta? NADA. no puedes hacer nada, son unos animales que solo se pueden encontrar en el zoo. ¿Les pegas? No puedes.

Resumen: SUBNORMALES.












Al mismo tiempo de mi nuevo espacio Granos de Azúcar, comienzo éste,
que es todo lo contrario al anterior.
Será un espacio para desahogarme de las injusticias,
las sosadas,
los/as estúpidos/as que colman el mundo entero, y en fin, los pequeños pesares de mi vida,
que se llamará Piedras del Camino.

Os dejo esta canción, que como todas las que canta Kase O,
consiguen evadirme de cosas como estas.

Gracias a todos por leerlo, saludos =)

(xx)

martes, 23 de febrero de 2010

El Comecocos.






-¿Sabes?Te comería enterito, como en el Comecocos, en plan: Ñam Ñam Ñam. Y dejarte medio moribundillo entre mis brazos, como un pobre bebé indefenso, pero dulce -y esbozó una enorme sonrisa. Sé cruzó las piernas como los indios y se agarró los pies, y entonces se acordó de su mamá, que siempre le decía que no debía de tocarse los pies mientras comía. Y en cierto modo, las sábanas eran el mantel que ella usaba para deborarle, pero en plan: Ñam Ñam Ñam.

-Ah, ¿sí? Osea, ¿que me quieres medio moribundillo? Muy bonito, pequeña. ¿Y te parecerá bien y todo? -se quedó observando esos enormes ojazos negros como el carbón, en espera de alguna respuesta elocuente y sensual al mismo tiempo. Pero no la obtuvo- Muy bien, lo tendré en cuenta -se giró dándole la espalda en el colchón. En realidad estaba seguro de que empezaría a darle besitos en las costillas hasta que él se volviera y le comiese enterita la boca. Pero tampoco. ¿Qué le pasaba hoy? ¿Había dicho aquello en serio? ¿Le había dejado de querer?.
Entonces se dio la vuelta y se quedó de piedra: ella no estaba allí. -¡¿Pero dónde coño te has metido?!-

-¿No te ha enseñado tu madre que no se dicen palabrotas?- asomó tus cabellos morenos por debajo de la cama, entre sus piernas, igual que una niña jugando al escondite porque no quiere ir a clase -¡¿Y además te estás tocando los pies?!

Él, aún con cara de susto se mira los pies cómo si no los sintiese, y era verdad, en ese momento solo le sentía a ella, muy dentro, tanto que hacía daño.

-Pues ya puedes ir quitándolos, ¿o no te enseñó tampoco que uno no se toca los pies cuando va a comer?-

-Ah, ¿ahora me toca a mí?-

-Bueno, si crees que estoy demasiado buena para ti... -una sonrisa picarona llenó de brillo todo su rostro, y fue cuándo su mente logró quitarse el susto de encima y ver que solo era un juego, uno más, como el del Comecocos.









viernes, 19 de febrero de 2010

Las pastitas del café mocca.

Cuando te ponen una pastita en el platito del café, que como está tras la taza, ni siquiera la ves, pero al girar el platito ves la pastita diciéndote: ¡sepo a chocolaaaaaaaate!

Entonces pones la mano en posición pinza y… ¡Al ataque!

Coges la pastita con desmesurada pasión y la untas delicadamente, arrastrando a su paso la espumita de la superficie.

Al llevártela a la boca el placer es inmenso; el dulzor del chocolate y el calor del café, y con suerte de ser Café Mocca, más sabor a chocolate.







Hoy comienzo un cachito nuevo en mi blog.

Su etiqueta es: Granos de azucar, porque son pequeñas cositas del día a día, que nos endulzan la vida y nos sacan esa sonrisilla tonta.

También os dejo una canción que me recuerda a verano, y a mi querída amiga Romina, con la que comparto el blog de Palabras de Grisam (al que podeis acceder pinchando aquí), que tanto nos gusta :)

Espero que recordeis con este nuevo espacio momentos especiales e invisibles a la vez, y que sonriais conmigo.

(xx)

martes, 16 de febrero de 2010

Pim, pam, pun.





Linda flor de espinas, que muerde y araña al mismo tiempo, dientes afilados y puntiagudos. Me comiste entero, bonita. Tus arañazos no eran de pasión ni hoy, ni ayer, ni lo hubieran sido mañana, de haber podido tener mañana.

Nadie pensó que pudieras hacer eso conmigo; eres dulce y fresca como el rocío y tu voz es delicada cual miel entre los labios y así me camelaste. Fuiste tan suave que ni siquiera noté tus azotes, no pude ver tus cuchillos ni tus balas aún teniéndolas ya dentro de mí, porque eras fina como el satén en tu entrepierna, siempre tan linda, ¡hay dios! aún muerto entre tus manos te deseo; deseo la muerte, te deseo a ti. Ni que fuera un drogadicto de tus labios, pero así es, te conviertes en rosa roja del jardín; hermosa pero con espinas una vez que la has arrancado y tocado su tallo, y tus piernas son como para no tocarlas... ¿Pero sabes qué? Te traje conmigo, en el último suspiro, apreté al gatillo.







domingo, 14 de febrero de 2010

Diario de una idiota XII




Y otra vez vuelvo a tus ojos delirantes, cabrón.

¿Por qué me haces esto? ¿Crees realmente que me lo merezco? ¿Hay algo en tu mente que te dicta que debes hacerme sufrir o es simple entretenimiento? ¿Tus palabras son tan apetecibles normalmente o es que pones una voz diferente para engancharme? ¿Todo esto, es culpa tuya o mía?
Quizás me ensaño contigo y es que el problema lo tengo yo, que no quiero quitarte de mi cabeza y solo te difumino un poquito, para perfilarte más tarde, en los momentos de bajón y dejar que mi mente fluya. Aunque no me hace más que mal; tú y tu sonrisa, el pensar en ella, en tu pelo, en tus labios, en tus palabras, en tus ojos y lo peor de todo, en los recuerdos de los momentos inexistentes.

Vale, sí, lo acepto, igual la culpa es más mía que de nadie ¡pero no lo puedo remediar! ¿Qué coño tengo que hacer, eh? Separarme de ti una enorme temporada no ha servido para olvidarte y el no hacerlo, tampoco.
¿Será que la cuestión es no olvidarte?











No, eso ni pensarlo, me haces demasiado daño aquí dentro, en los sentimientos.

jueves, 11 de febrero de 2010

El primer hogar, dulce hogar





Paola observaba fijamente el techo de su habitación.
Había echado tanto el falta sus almohadones de plumón, sus trajes de satén, su moqueta, las zapatillas calentitas de conejitos rosas... pero jamás echó en falta los collares de perlas, las amigas que te escupían a espaldas, el tener que estar siempre perfecta, a su madre y a las gilipolleces de su padre -tener que llamarlo papi, por ejemplo y sin profundizar-.

Ahora sentía de nuevo el fresco aire que soplaba a su ventana cada amanecer, el sonido de los pájaros del despertador con caritas de princesitas, los muebles blancos y el olor a café que preparaba Jesusa en la cocina, su uniforme, que tan elegantemente vestía y lucía sin reparo alguno... nada había cambiado, incluso seguían por ahí las revistas de adolescentes que leía en las fiestas de pijamas. Todo le había esperado y ahora se sentía cómoda allí tirada. Hacía tanto que no suspiraba con tono de "hogar, dulce hogar" de hecho, creo que nunca había pensado esa frase; siempre había odiado todo aquello, el estátus social, la vida ajetreada y materialista, pero tampoco le gustó la aventura de drogas, libertad y vivir al día. Así pues, el volver a dónde realmente la querían, significaba un claro hogar, dulce hogar para ella.

Al fin.






lunes, 8 de febrero de 2010

El comienzo de la angustia de Bellanie





Algo brotaba en su pecho cuando él le ponía la mano en el muslo.
Era algo obvio, menos para ella. La pobre Bellanie pensaba que era producto de la imaginación de quienes le rodeaban, o al menos eso decía en público, porque en sus largas noches, Belle, fantaseaba con el asqueroso, malvado y odioso Churt, soñaba con su lengua recorriendo cada extremidad que pudiese tener su cuello, con sus labios mordiéndole el lóbulo de la oreja, con sus pellizcos en el culo, con sus dedos... Y él, que no era tonto, sabía perféctamente que cuando le susurraba al oído, ella no se movía y sus palabras flotaban con el sabor a chocolate derretido entre los pechos de Belle, a fresas en la entrepierna y a leche caliente en los labios.

Al principio, el temor de Churt a enamorarse, hacía que alejase a Belle de su mente comprando a señoritas de compañía; sus preferidas eran las asiáticas, aunque siempre tuvo pendiente ese viaje a México.
Luego, tras haberla tenido -por cuestiones que el destino aún no ha revelado- entre sus brazos, hizo que Churt necesitase de esa saliva para vivir, incluso hizo cosas que su maldad no le hubiese permitido nunca, hasta que se dio cuenta de que ésta había desaparecido de su mirada, que el romanticismo y la ternura colmaban ya sus venas y que nunca viajaría a México.

Y a partir de entonces, quién necesitó a Churt fue ella, la pobre Bellanie.





viernes, 5 de febrero de 2010

I'm a dreamer, but I'm not de only one



Flotaba al fin libre, tal y cómo nació y tal como, pronto, morirá, pero será un último suspiro libre.








martes, 2 de febrero de 2010

El llanto de Vivaldi.




Súbitos ataques de rabia impregnaban el cielo, poblaban la angustia de las torres y reinaban odiosos campos y tierra.
La presión que se respiraba en el ambiente subía por mi garganta hasta resguardarse bajo el umbral de mi paladar y arreciaba cada hueco de mi lengua con carcajadas de emoción.
El estruendo compuesto por la grotesca mezcla de los goterones y canalones contra las piedras del suelo, y los ondeantes truenos de lujuria que acunaban los llantos, me provocaba una fría y gorda llama transparente en mi interior que me llamaba a abrir la ventana y dejarme crecer con la malicia que brillaba a mi alrededor y que mi cordura intentaba mantener lejos de mi mente.
No podía resistirme, es más, intencionadamente y premeditadamente abrí la ventana con solo un suave movimiento de muñeca y el viento escupió el resto del trabajo; abrió la ventana con una burbuja de aire a presión que me lanzó dos pasos tras mi posición anterior y creo una sonora risa sacada de las peores películas de terror de mi interior; se lanzó al vacío con ganas y desparpajo sin preguntarse tan siquiera por las miradas atentas y sorprendidas de los obreros de enfrente, que me miraron con una cara completamente aterrorizada y precavida, pero sin apartar la mirada de mi inescrutable disfrute.
El brillo de las nubes volvió a aparecer sin importarle la tristeza que se acurrucaba bajo mi lengua, atenta a todo movimiento y preparada para reírse todavía un rato más de ser necesario.
La lluvia se convirtió en un suave y ligero susurro que se dejaba caer cual manta sobre mi espalda, falta de movimientos y se fue desvaneciendo en la sonrisa del amarillo que ya iluminaba la fachada y dejaba ver los restos de lloriqueo en las sucias ventanas de cristal.