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lunes, 26 de julio de 2010








Se miró al espejo una ultima vez.
La mirada de repulsión recorrió las curvas que hondeaban sobre su cuerpo cual calor sobre el asfalto.
Bajó despacito las escaleras, como si tuviese nubes bajo los pies.
En la cocina.
Pensó en hacerlo en su cuarto, pero al fin y al cabo, todo era culpa de su madre. Siempre con las mismas historias de que estás guapísima y de que tienes que terminarte el puto plato delante de mis narices.
Se quedó allí para que sufriera más al verla, como una alfombra de tigre que alguien utiliza de adorno. ¿No era tan preciosa?
Se lo merecía. Ella y su madre. Ella por gorda, su madre por mentirosa.

La sangre cubrió sus brazos al levantar las palmas para manchar lo máximo posible la estancia. También le goteaban las mejillas y, sobre todo, una manta roja comenzaba a deslizarse por debajo de su ombligo gordo, rechoncho y asqueroso.

Y un saco de huesos teñido de rojo se desplomó sobre el suelo. No hizo ruido alguno.
Como el árbol que cae y no hay nadie para escucharlo.

martes, 20 de julio de 2010

Caladas de felicidad




Paseaba por las aceras desnudas.
Los faros de los coches barrían la noche.
Bellanie se imaginaba metida dentro de un videoclip, dentro de las canciones de su iPod y se reía en silencio, dejando que asomasen a su boca las últimas gotitas del perfume de la felicidad.

Al pensar en ella, intentó recordar cuanto hacía que no la sentía; esas ganas de comerse el mundo a carcajadas, de fumarse el mundo entero a caladas largas, de bailar con las sombras a las que todo el mundo temía sin miedo alguno, subirse a unos tacones sin ver altura.
·se miró las manoletinas, sonrió·

Quiso volver a comerse cada noche, así que se metió dentro del primer antro que se le puso en mitad del camino.
Estaba vacío, a excepción de un camarero rubio y amargado que se estiró al verla entrar. Olía a humedad, a tabaco y a madera roída.


-¿Qué va a ser?
-Whisky. No escatime.
-Usted manda, señorita.
-Me hice mujer hace tiempo.
·le sirvió su copa·
-¿Desea algo más la señora?
·colocó un billete de cien encima de la pegajosa barra·
-Unos cuantos como este.
-Prométame que no me va a hacer arrastrar a una belleza tal fuera de mi local.
-Prométame que me tratará con algo más decencia de la que ha sido capaz de hacerlo el mayor amor de mi vida.
·largo silencio·
-No le merece.
-Nadie.
-No pensaba hacer el atrevimiento, pero le quita usted a uno las ganas.
·Bella sonrió, como una larga calada a la repentina felicidad·
-¿Cuánto me darías?
-¿Acaso puede alguien ponerle precio?
-Espero que notase la ironía... no quiero que piense que... claro...

·Alargando su torso por encima de la barra, salpicó un beso a los labios de Bellanie. Esos besos carnosos que se quedan pegados y los saboreas con ansias de más. Esos besos por los que alguien puede, incluso, llegar a olvidar al peor Churt·

jueves, 15 de julio de 2010

Silvia.

Aunque sean fotos tan viejas... :)









Te he tenido 16 años. A mi lado, sin separar tus manos de las mías. Siempre unidas.


Hemos tenido tantos juegos, canciones, horas muertas, calles, margaritas, escondrijos, helados, caracoles, fiestas, risas, casetas, machas, esquinas y callejones. Amigos que han ido y venido, pero tú y siempre
estarás aquí dentro metidita, ocupando una cajita de cartón desgastado y garabateado de colores en mis recuerdos, porque sabes que te quiero como a pocas personas.

Y sé, con certeza, que eres la que siempre estará aquí, quizás no en persona, pero siempre has sido mi mejor amiga y sabes que siempre lo serás, por muchas personas que pasen por mi vida, tú serás única e inborrable.
Porque cuando imagino el final de mi vida, sea en el momento que sea; veo tu mano aferrada,
como siempre, a la mía.

TE QUIERO, TATA.




Mi mayor grano de azucar, eres tú.


martes, 6 de julio de 2010

¿Por qué ciertas imágenes mentales tienen el poder de hacer templar la Tierra?



El último Catón de Matilde Asensi.
Un libro más que irrevocablemente recomendable.

jueves, 1 de julio de 2010

He and the hollow of his back ♥.




Y ahora, siempre me huelen los labios un poco a él.

Y ahora, se pasa el tiempo recorriendo con la punta de mi dedo las huellas que dejan sus venas sobre su piel.
Hasta el corazón.
♥.