Calenté agua. Hirviendo la derramé por tu chulería e hice de ella cataratas de enemistad.
En los recuerdos planté hiedras de fuego, que se enredaban en nuestras falsas noches, en esas que corrías como un descosido para dar amor a quién osaba esperarte tras la puerta del dormitorio.
Con cuchillos rasgué tu elevada autoestima y revaloricé la mierda que no ves, que te come y te sumerge en la ceguera de la realidad.
Puse chinchetas en tus ojos para que no pudieras cerrarlos, y vieras que te odio mucho más de lo que jamás fui capaz de amarte.
La Chica del Pañuelo Azul.
Enojada y triste por primera vez en su vida.
que lindo! cada día escribe mejor usted señorita.
ResponderEliminarHacia unos cuantos días que no me pasaba por acá
Che, como deber haber dormido después de hacer todo eso... debe cansar...
ResponderEliminarjaja
saludos!
Pues que suerte tienes si es la primera vez que te encuentras triste y enojada, las mías ya son muchas, muás
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