Los pájaros cantaron entre las amapolas, madrugadores ellos y tu, y tu sonrisa y tus rizos dorados con la luz de Mayo golpeando en el balcón abierto, en las sábanas colgando y en tu sonrisa que estaba brillando.
Brisa que huele a primavera.
Y tu perfume que huele a moras.
Y tus besos, que son de fresas rociadas.
Por mucho que adore el invierno, debo confesarlo:
Mayo, te echo de menos.
qué lindo que escribís, me alegra haberte encontrado en estas circunstancias que son virtuales pero que al mismo tiempo parecen tan reales..
ResponderEliminarte mando un beso y estaré pasando a visitarte (:
Me gustaría más un fresas ácidas, pero te perdono porque es precioso y porque yo echo de menos abril.
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