El abanico de la giralda se tiñó de sangre a rayas.
Sus estampados cantaron blancos con leves movimientos de plumas.
El jarrón de tinta andaluza, con rosas bordadas bailaba ante ella.
Los cabellos de su mantón hondeaban seducidores.
Y la corona de puntilla de su cadera se vestía de pasión y sensualidad,
remarcando cada arista de los largos alfileres
que cosían la tarde entre palmas y voces,
cajas y guitarras,
jarrones y hombres.
Y rosas, rosas de atar.
oh! Sevilla :)
ResponderEliminarVoy a escuchar la canción.
quiero ir a Andalucía Marta!
Hola!
ResponderEliminarVengo a despedirme por si no puedo apsarme antes del domingo!
Buena Semana Santa!
y nunca he pisado tierras andaluzas!
ResponderEliminarSí!! El domingo me voy a África como voluntario y no volveré hasta el 7 de Abril! Nos vemos a la vuelta!
ResponderEliminarY yo con mis raíces andaluzas y mi casa de Almería y su cortijo, me muero de ganas por pisar Sevilla!