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lunes, 25 de enero de 2010

La mami de Sophie


Calladita apareció la pequeña Sophie de debajo de la cama.

Estaba tan asustada que tartamudeó antes de ser capaz de abrir la boca. Sus pestañas no querían levantarse, ellas también temblaban de terror, incluso las finitas venas de Sophie pararon por un momento la sangre que circulaba por ellas para no hacer ruido, y así, con el corazón encogido y en pulcro silencio, asomó la morena melenita lisa como una tabla hasta debajo de la mandíbula, de entre las patas de la enooooooorme cama de mamá. Pero ella no estaba.
Con pasitos como los de los ladrones de las pelis, se arrastró de pared en pared hasta llegar a la cocina. Mamá estaba allí, en un rincón, con las piernas entre los brazos y moviéndose hacia delante y hacia atrás, y como tenía la carita escondida entre ellas, el ratoncito de mami tuvo que acercarse y tocarle el pelo. Mamá levantó la cabeza y unos ojos asustados inundados en lágrimas y una pintura morada en algunos sitios de la carita, miró a Sophie. Le abrazó como aquella vez que no miró a ambos lados de la carretera y casi se la lleva volando un camión, pero esta vez el abrazo fue más fuerte.

Como si fuera una despedida.
Como temiera que Sophie fuese a echar a volar, o quizás lo fuese a hacer ella.
Como la última vez que le abrazó la abuelita antes de irse al cielo.


¿Qué tonta mami, verdad?











3 comentarios:

  1. que triste.
    en serio, me ha puesto el corazón super nostálgico la ultima frase
    ¿que tonta mami , no?
    pobre, pobre , pobre!

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  2. pff... qué entrada más estremecedora y triste... me ha gustado mucho, pobrecita
    Un saludo. =)
    esa canción me encanta ^^

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  3. wow.
    logras conjugar la ternura y el dolor en una sola frase. este texto me ha parecido fluorescente, de esos que queman los ojos al quererlos leer pero tambien iluminan en la oscuridad.

    saludos y una cosita. esque el naranja y el morado calan los ojos :S

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