Y ahí estaba ella. Tan inocente e incrédula como la primera vez que la ví, increíblemente guapa cual muñequita de porcelana, muñequita de sus besos y colgada aún en sus ojos verdes y penetrantes como una niña que vende sus zapatos de bailarina a cambio un chupa-chups.
Sus manos revoloteaban sobre su flequillo rubio y lo manipulaban a su antojo, que tanto cambiaba. Su sonrisa derrochando un poco de brillo ante aquel grupillo de muchachos -de los cuales no había uno que no supiese a quién pertenecía aquel rojo corazón- y sus labios inquietos entre palabras y carcajadas, sin saber muy bien cómo actuar exáctamente, pero a mi excepción, nadie lo notaría. Ella ya tenía gran facilidad para manejar situaciones como aquella.
Se giró violentamente y me miró a los ojos. Yo, aún en estado de shock, seguí mirándola hasta que sonrió y corrió hacia mis brazos que tanto añoraban sus abrazos.
Por lo general un amante sabe manejar la situacion y al otro se le caen las mejillas por la emocion*
ResponderEliminarHermoso texto*
besosdulces*
Me encantó :)
ResponderEliminarNo cariño, son de una amiga fotografa argentina llamada Veronica Noonan*
ResponderEliminarAca te dejo su fotolog, vale cada minuto invertido*
http://www.fotolog.com/teleoalreves/56071375
las muñecas de porcelana sonríen raro y poco.
ResponderEliminarmiau
de
caramelo
de
limón
Hola!
ResponderEliminarGracias por tus bonitas palabras en mi blog.
Me quedo leyéndote.
Saludos!
Acá te lo apunto carino*
ResponderEliminarhttp://www.flickr.com/photos/teleoalreves/
cada día más lindo lo que escribís!
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