Vuelvo a tus ojos negros.
Vuelvo a tu pelo ondeante y tu sonrisa deslumbrante.
Vuelvo a preguntarme si tu existencia no es una simple tentación para mis pensamientos y el que te sienta tan lejos, únicamente, para mi eterna incomodidad.
No lo soporto, me voy a volver loca siguiendo cada una de las gotas que deja tu perfume.
Quiero desmayarme y no volver a despertarme, porque el dolor me quema en los ojos y derrite el vapor de mi pasión, convirtiéndolo en agua, en lágrimas doloridas y ardientes, con restos de las ascuas de tus manos.
Siento una roca en el pecho, entre mis tetas que me impide respirar, que rellena mis pulmones de carbón y toso de angustia.
No es simple empeño. Es dolor en estado puro. Dolor por no poder besarte niño, que eres el que introduce pinchos en mi alma y la desinfla.
Solo quedas tú.
Y dueles.
sin palabras...
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