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lunes, 8 de junio de 2009

Puse un vela en cada esquina de tu superioridad, dejé que la cera se derritiera por tu orgullo y que quemara los restos de tu hipócrita vida.
Calenté agua. Hirviendo la derramé por tu chulería e hice de ella cataratas de enemistad.

En los recuerdos planté hiedras de fuego, que se enredaban en nuestras falsas noches, en esas que corrías como un descosido para dar amor a quién osaba esperarte tras la puerta del dormitorio.

Con cuchillos rasgué tu elevada autoestima y revaloricé la mierda que no ves, que te come y te sumerge en la ceguera de la realidad.

Puse chinchetas en tus ojos para que no pudieras cerrarlos, y vieras que te odio mucho más de lo que jamás fui capaz de amarte.

1 comentario:

  1. En los recuerdos planté hiedras de fuego, que se enredaban en nuestras falsas noches

    y vieras que te odio mucho más de lo que jamás fui capaz de amarte


    Esas doooos frases(L)
    UF!

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