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jueves, 23 de julio de 2009

Poco a Poco


¡Cielo Santo!


Cómo me gustaba cuándo me cogías fuerte el muslo, que lo colocabas sobre tu cadera de perfil en el colchón.
Aquellos besos tan desmesuradamente apasionados, tan llameantes, que me quemaban el cuello y más abajo, pero no tanto… lo suficiente para que se me pusiera carne de gallina, provocarme risilla tonta y entrecortada.

Y cuando todo se acababa. Me da igual lo que ocurriera. Siempre aparecía ese caramelo de naranja en la boca de mi estómago, repartiéndose como olas gelatinosas por cada extremidad que contenían mis nervios y engrosándome la garganta, callando los gemidos que anteriormente llenaron el barrio entero. Mi respiración se volvía más fuerte que antes, reposaba tranquila sobre la almohada, pero siempre con ganas de vaciarme los pulmones, respiración con ganas de morir, con ganas de que yo deseara más.

Y los búhos se callaban. Me acompañaban como ronquidos sordos durante toda la noche, pero cuando cesaba mi mareo vocal, ellos se acurrucaban a la espera de un nuevo empezar, descansaban en las ramas del parque sabiendo que no me saciaba. Y razón no les faltaba.

A nosotros siempre nos faltaba tiempo para volver a empezar.

2 comentarios:

  1. A mí, a veces, me falta tiempo para repetir.

    Que bello, carajo.

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  2. Es que coincide que me pilas delante del PC!
    PD: Mi pueblo es Béjar (Salamanca)

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